Los eslabones que nos hicieron humanos

En el planeta Tierra todo está sujeto a continuas transformaciones. De manera ininterrumpida, en cada época se han destruido algunos entornos y han surgido otros. En este contexto de continuos cambios, la colonización de nuevos territorios y la consiguiente adaptación necesaria para sobrevivir en ellos es un reto que, tarde o temprano, la mayoría de las especies debemos enfrentar. Un escenario de conquista permanente de donde surgirán los primeros homínidos.

Fuente: Somosprimates.com

La mentira, un acto que se puede ‘leer’ en la cara

Autora del libro ‘Caza mentiras’, explica porqué los humanos no dicen la verdad y cómo pillarlos.

Los vendedores se llevan el premio mayor de los mentirosos; los políticos mienten, pero no tan bien. Más grandes, más pequeñas, las mentiras acompañan al hombre desde sus remotos orígenes.

Rita Karanauskas se entrenó con el estadounidense Paul Eckman, inspirador de la famosa serie Lie to me (Miénteme), en desentrañar los intríngulis de este complicado terreno de la comunicación verbal y no verbal humana. En Colombia, asesora a empresarios, abogados y a miembros de la rama judicial.

En su libro plantea que no toda falta a la verdad es una mentira. ¿Qué es una mentira?
La mentira es un acto consciente de falsificar una emoción o un hecho. En ocasiones, las personas se ponen de acuerdo y entonces no hay lugar para ella, como un paciente que le dice a su médico que no le diga qué enfermedad tiene. Si él calla, no le está mintiendo. En la mentira, la persona sabe que está engañando de forma deliberada para lograr algo.

¿Siempre para hacerle daño a otros?
A veces, no afecta tanto a otros como a sí mismo. El muchacho que consume drogas y no les dice a sus padres se afecta más.

¿Qué sucede en el mentiroso cuando teme ser descubierto?
Depende de qué tanto tenga que perder. Hay varias emociones relacionadas de forma directa con la mentira: el miedo, la culpa, la vergüenza, el placer del desafío. Si se tiene mucho que perder, aparece el miedo, y el cuerpo reacciona como si estuviera ante un evento de supervivencia. Cambia el flujo sanguíneo y el color de la piel, crecen las pupilas, suda, los ojos toman cierta dirección. Algunas manifestaciones son más fáciles de percibir que otras.
Por ejemplo, se acelera el corazón y eso lo ve más un polígrafo.

En el cerebro también pasan cosas.
Sí, el cerebro actúa de forma diferente cuando recuerda o cuando imagina, entendiendo la imaginación como la mentira. Cuando la persona imagina o inventa, activa partes diferentes de la estructura cerebral y la ocupa más. Por eso, la gente que mueve mucho sus brazos, por ejemplo, cuando miente, deja de moverlos. La tensión se concentra en el cerebro. Es una de las señales.

¿Ese es el tipo de ‘avisos’ que usted analiza?
Lo que uno mira, como ‘cazamentiras’, son los cambios que tiene el cuerpo a partir de un comportamiento normal. Son ellos los que dicen que una persona puede estar mintiendo. Lo primero que hacemos es crear sincronía con la persona, entrar en confianza y estudiarla cuando está tranquila. Luego vemos si se desvía de esa norma. El cambio es el que resulta sospechoso. Aunque la cabeza quiera mentir, el cuerpo la traiciona.

O sea que todo mentiroso cae.
En general, sí. El mentiroso cae por no saber serlo. Aunque hay mentirosos profesionales que aprenden a manejar bien sus emociones. Las personas que aprenden a controlar su miedo son mentirosos muy buenos, porque cuesta trabajo leer en su cuerpo cualquier manifestación. ¿Qué hacen los actores? Buscar sentimientos apropiados para cada situación. Así son los mentirosos profesionales.

También habla de los ‘mentirosos naturales’…
Bueno, esos nacen siéndolo y a ellos se les facilita cualquier tipo de actuación.

El libro dice que el miedo es la emoción más fuerte, pero también habla de la culpa y la vergüenza.
La culpa y la vergüenza no son emociones tan fuertes y se pueden fingir porque no hay, como tal, un cambio específico en mi cuerpo que revele que las estoy sintiendo. El culpable, por lo general, mira hacia abajo, a la derecha, baja cabeza y los hombros. Es lo típico. Pero ¡eso yo lo puedo hacer! El miedo, en cambio, es muy difícil de fingir, porque se manifiesta en músculos de la cara que llamamos confiables, a los que no se puede acceder a voluntad.

¿Y la sonrisa?
La sonrisa verdadera no se puede fingir porque involucra un músculo confiable. La sonrisa social, que hacemos para salir del paso, solo compromete un músculo que se mueve a voluntad. Pero cuando hay una real alegría, tienen que unirse los dos músculos y actuar de forma simultánea.

Es decir, ¿la verdad está escrita en la cara?
Así es. En la tristeza, por ejemplo, actúa otro músculo confiable. Las cejas de la tristeza bajan y suben y, al mismo tiempo, las comisuras de los labios bajan simultáneamente sin subir la quijada. Dígame, ¿uno cómo hace eso a voluntad? No puede.

¿El cerebro del mentiroso se va ajustando a la mentira?
Se ajusta a la emoción, no a la mentira. Existen técnicas para que el cerebro se acomode, claro, y el mentiroso las aprende. Revelar esta información tiene las dos caras de la moneda: se sabe cómo detectar mentiras, pero también cómo decirlas.

¿Los políticos mienten bien?
No tan bien. Ojalá toda la gente entrenara su ojo y así no habría tanto mentiroso. Ahora, hay que ser muy cuidadosos porque hay personas que no muestran emociones y eso no quiere decir que mientan. De nuevo: son los cambios los que llevan a pensar si hay una bandera roja.

¿La voz cambia en el mentiroso?
Cambia en momentos de estrés. Sucede unos cuatro segundos después, porque empiezan a activarse los mecanismos de supervivencia. Generalmente, sube un poco el tono, pero es casi imperceptible. Se puede unir al hecho de cambiar de color en la cara, poner los pies hacia la puerta, usar palabras que no forman parte del vocabulario habitual. La voz es un elemento importante si se tiene oído afinado. Hay signos más fáciles de notar.

¿Se aprende a mentir en la casa?
Los mentirosos naturales vienen de casa, y hay papás que ayudan, porque los niños los ven mentir y encontrar beneficios al hacerlo.
En ciertas edades, es natural que el niño diga mentiras. Por ejemplo, al darse cuenta de que ese comportamiento lo lleva a lograr lo que quiere. Lo importante es observar si sigue con esa conducta.

¿Un mentiroso deja de serlo?
Como cualquier compulsión, podría lograrlo. Pero no conozco el caso de que quieran dejar de hacerlo porque los beneficios que obtienen son grandes.

¿Quiénes son los mejores mentirosos?
Los vendedores se ganan el premio mayor. Yo manejé un grupo de vendedores, fui corredora de bolsa, trabajé en la banca, y creo que por eso terminé por escribir este libro.

¿Le dijeron muchas mentiras?
¡Tantas! A partir de que aprendí a detectarles, siento que tengo el control, que sé con quién estoy, y eso me da tranquilidad. Me desestresa.

¿No le parece paranoico andar viendo si le mienten?
No. Si noto que me están mintiendo, veo qué hago al respecto. Yo observo todo el día a la gente como algo natural, no solo para cazar mentiras, sino para analizar sus hábitos. La comunicación no verbal dice tanto. Y me gusta entender al otro. Despojarme de mí por un rato y comunicarme con la otra persona.

¿Hay mentirosos que quieren que los agarren?
Los que sienten culpa. Pero no siempre una confesión es buena. Si yo veo que mi pareja me es infiel (que es uno de los temas que más me preguntan), prefiero que no me lo diga, porque, ¿qué se hace? Si uno se queda, acepta que lo puede hacer mil veces más sin que pase nada. Observo, ato cabos, noto, pero no confronto. Y después tomo el camino que quiero.

¿Todo mentiroso deja huellas?
Toda mentira deja huellas. Todo acto delictivo viene precedido de señales. Pero uno no ve lo que no quiere ver. Porque duele. Dígame si el caso de DMG no venía precedido de señales. Dígame si de una infidelidad no se entera el barrio completo. Pero es necesario quererlo ver.

Fuente: Eltiempo.com

Las bonitas ganan más

Los resultados son contundentes. Una mujer bonita gana 8% más que el resto, mientras un hombre apuesto mejora sus ingresos 4%. En cambio, cuando una mujer es menos agraciada que el promedio, sus ingresos pueden caer 4% y, en el caso de los hombres, hasta 13%. Todos reconocemos que la belleza tiene un impacto en nuestras vidas y en el trabajo, pero pocas veces tenemos la oportunidad de cuantificar. ¿Cuánto y cómo?

Para responder estas preguntas, el profesor de economía de la Universidad de Texas, Daniel Hamermesh, publicó el libro Beauty Pays: Why Attractive People Are More Successful (agosto 2011-Princeton University Press). Se trata del estudio más serio que se ha realizado hasta el momento. El mensaje principal del libro es claro: la belleza importa más de lo que creemos.

A partir de investigaciones empíricas, el profesor Hamermesh llega a varias conclusiones sobre los “bonitos”: tienen mejores ingresos, son estadísticamente más felices, consiguen más fácil aumentos y hasta logran préstamos a mejores tasas. Por ejemplo, está demostrado que la gordura afecta los ingresos negativamente, mientras la altura los mejora. Es tan importante el tema, que en una reciente encuesta los norteamericanos aseguraron que la belleza es el factor de discriminación más grande, por encima de género y raza. Pero el profesor Hamermesh estudia la belleza sin prejuicios. En entrevista con Dinero lo explica.

— ¿Por qué es importante estudiar la belleza en los mercados?
Me interesé en este tema gracias a unos datos de 1992 que mostraban una relación muy fuerte entre belleza e ingresos. Se me ocurrió que si la belleza es escasa, entonces debía ser un tema de interés para la economía, pues –como sabemos– esta materia se ocupa de estudiar la escasez. Dado que la belleza afecta cada faceta de nuestra vida, me pareció perfectamente razonable que los economistas dedicáramos tiempo a analizar lo que yo llamo “la economía de la belleza”

— ¿Y cómo definen los economistas belleza?
No tienen que hacerlo. Aunque no existe un concepto generalizado de belleza, las personas tienden a valorarla en forma similar. Usualmente, estas investigaciones se basan en calificar fotografías de 1 a 5. Según los datos más recientes para el caso de Estados Unidos, 3% de las mujeres y 2% de los hombres se encuentran en la categoría 5 (personas muy bonitas). Por otra parte, 2% de las mujeres y 1% los hombres reciben la calificación más baja (personas muy feas). Para el caso de las mujeres, 51% está en la mitad (3). El resto es 31% por encima del promedio (4) y 13% por debajo del promedio (2).

— ¿Cuál es la principal conclusión sobre la belleza y los ingresos?
La evidencia es contundente: en el caso de dos personas igualmente capacitadas, los más bonitos ganan más. La diferencia anual puede llegar a 15%. ?La pregunta clave hacia el futuro es si los gobiernos deberían proteger a los feos. A pesar de las cirugías y el dinero destinado a la belleza, es muy difícil cambiar la manera en que nos evalúan los demás. En cierto sentido, proteger a los menos agraciados es perfectamente razonable. Hay quienes piensan que la belleza es como la inteligencia, existen personas más y menos inteligentes. De hecho, la educación es el principal indicador de ingresos en una economía. De todas formas, la pregunta clave hacia el futuro se relaciona con lo que nosotros entendemos por discriminación.

Ideas claves del profesor Hamermesh:
1|Con el tiempo los bonitos ganan mucho más.
El salario promedio en Estados Unidos es de US$20 la hora. Esto quiere decir que un trabajador recibe, en promedio, US$1,6 millones, luego de 40 años de trabajo. Pero, según los cálculos del profesor Harmesh, esta cifra aumentaría para los bonitos a US$1,69 millones, mientras para los feos caería a US$1,46 millones. Una diferencia de US$230.000 en ingresos tan solo por la belleza.

2| Van adelante en algunas profesiones.
Hamermesh muestra el impacto de la belleza en algunas profesiones. En política, por ejemplo, la gente se guía por la belleza cuando ningún candidato ha ganado su confianza. Estudios similares se han realizado con abogados, CEOs, estudiantes de MBA, entre otros.

3| Matrimonio para todos.
Aunque podría pensarse que los feos tienden a quedarse solteros, Hamermesh explica que el 70% de la gente se casa ya sea bonita o fea. Pero los menos agraciados suelen casarse con personas menos preparadas.

4| Juventud, divino tesoro.
Las estadísticas muestran una fuerte tendencia de la belleza hacia la juventud. En el grupo de mujeres entre 18-29 años, 45% son consideradas muy bonitas, mientras solo 18% lo están en el rango 50-64 años.

5| La belleza tiene un impacto real en las empresas.
A finales de los 90, un famoso estudio analizó el desempeño de las principales firmas de publicidad en Holanda. Esta investigación encontró que mientras más bonita era la gente, mejores resultados tenían dichas firmas.

6| Compensar a quien pierde su belleza.
El profesor Hamer-mesh ha sido consultado por varias aplicaciones prácticas de la “economía de la belleza”. Una de las más notorias es cuando alguien pierde su belleza en un accidente de trabajo o cuando un niño es atacado por un perro. Gracias a que ha demostrado que la belleza tiene un valor en el tiempo se ha podido compensar mejor a las víctimas.

Fuente: Dinero.com