Interesante capítulo de Redes con la psicóloga Cordelia Fine hablando de cómo funciona nuestro cerebro, lo que implica un llamado a la humildad sobre nuestra lectura de la realidad ya que no es un artilugio del cual podamos fiarnos totalmente. Es mejor ser conscientes de nuestros sesgos.
La Asociación Británica de Psicología llama al cambio de paradigma en salud mental
Tras el anuncio del Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU. (National Institute of Mental Health – NIMH) de dar la espalda a la clasificación del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders – DSM) y elaborar una nueva clasificación diagnóstica basada en marcadores objetivos y biológicos, la División de Psicología Clínica de la Asociación Británica de Psicología (British Psychological Society – BPS) aviva aún más la polémica mostrando su oposición a la aplicación del modelo biomédico para la comprensión de los trastornos mentales.
Con esta finalidad ha hecho pública, el pasado 13 de mayo de 2013, la Declaración de Posicionamiento sobre la clasificación de la conducta y la experiencia en relación con los diagnósticos psiquiátricos funcionales – es el momento de un cambio de paradigma (Position Statement on the Classification of Behaviour and Experience in relation to Functional Psychiatric Diagnoses – Time for a Paradigm Shift).
En dicho comunicado, la División de Psicología Clínica de la BPS realiza un llamamiento internacional para el abandono definitivo del modelo de “enfermedad y diagnóstico” en salud mental, manifestando que “es oportuno y apropiado afirmar públicamente que el actual sistema de clasificación diagnóstica, en el que se basan el DSM y el CIE, con respecto a los diagnósticos psiquiátricos funcionales, presenta limitaciones conceptuales y empíricas significativas. Por consiguiente, es necesario realizar un cambio de paradigma en relación con las experiencias a las que se refieren dichos diagnósticos, hacia un sistema conceptual que no esté basado en un modelo de enfermedad”.
Calificado en varios medios de comunicación como “una acción atrevida y sin precedentes para un colegio profesional”, el llamamiento de la División de Psicología Clínica de la BPS ha causado un gran revuelo en el campo de la medicina y ha sido portada de una de las publicaciones de mayor impacto en el Reino Unido, The Observer, un suplemento de la revista The Guardian, a través de una serie de artículos: Medicine’s big new battleground: does mental illness really exist? (Nuevo campo de batalla en la Medicina: ¿existe realmente la enfermedad mental?) y Psychiatrists under fire in mental health battle (Los psiquiatras bajo el fuego de la batalla en salud mental).
En resumen, si bien la División de Psicología Clínica de la BPS reconoce que un sistema de clasificación resulta fundamental en medicina para facilitar la comunicación, seleccionar la intervención, identificar la etiología, predecir los resultados y proporcionar una base para la investigación, no hay que olvidar que “para que sea eficaz debe ser un sistema fiable y válido” y no ser objeto de continuas revisiones que “ponen en evidencia su falta de validez”.
A este respecto, la División de Psicología Clínica de la BPS señala que los llamados diagnósticos “funcionales” –esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno de la personalidad, trastorno por déficit de atención, etc.- se presentan como una declaración objetiva de los hechos, pero son, en esencia, juicios clínicos basados en la observación y la interpretación de la conducta y del auto-informe del usuario, por lo que están sujetos a variaciones y sesgos, lo que limita su validez. Además, la División de Psicología Clínica de la BPS advierte que estas formas de clasificación generan perjuicios en la práctica clínica, tales como la creciente medicalización de los problemas de ansiedad y del comportamiento (cuyo impacto es mucho más grave en el caso de los niños y adolescentes), entre otros inconvenientes.
Por el contrario, existen pruebas concluyentes de que el sufrimiento humano es el resultado de una compleja combinación de factores psicológicos y sociales, argumenta la División de Psicología Clínica de la BPS, y la ciencia ha validado repetidamente la eficacia de la evaluación psicológica, la formulación psicológica y la intervención psicológica en el tratamiento de estos problemas donde la etiología psicosocial desempeña un papel crucial. En su Declaración, la División de Psicología Clínica de la BPS se posiciona a favor de la formulación psicológica (en vez del diagnóstico psiquiátrico) e insta a estrechar la colaboración entre los usuarios de los servicios de salud y los diferentes profesionales sanitarios para elaborar un sistema que tenga en cuenta el origen biopsicosocial del sufrimiento humano.
De esta manera, y tan sólo unos días antes de que se de a conocer el nuevo manual diagnóstico DSM-V, la Declaración de la División de Psicología Clínica de la BPS siembra el revuelo en el mundo científico, al igual que lo hizo el NIMH la semana pasada. No obstante, y si bien tanto el NIMH como la BPS ponen en duda la utilidad de las actuales clasificaciones en salud mental, existe una crucial diferencia entre ambas entidades. Mientras que el NIMH (así como un creciente grupo de eminentes psiquiatras que tampoco apoyan estos sistemas de clasificación) continúa empeñado en seguir el modelo biomédico a toda costa – mediante la búsqueda de biomarcadores inequívocos y partiendo de una postura muy poco científica que asume como verdadero algo que todavía la ciencia tiene que demostrar, esto es, que los trastornos mentales son trastornos biológicos -, la BPS considera que existe una clara justificación y necesidad para un cambio de paradigma en relación con los diagnósticos psiquiátricos funcionales, decantándose a favor de un enfoque multifactorial, que contextualice el malestar y la conducta, y que reconozca la complejidad de las interacciones implicadas en la experiencia humana.
Finalmente, en un intento de llegar a un entendimiento con todas las partes implicadas, la División de Psicología Clínica de la BPS aclara en su Declaración que “esta postura no debe interpretarse como una negación del papel de la biología a la hora de mediar y posibilitar las experiencias humanas, las conductas y el malestar en todas sus manifestaciones”, así como que tampoco pretende atacar a ninguna otra profesión sanitaria, sino a los modelos teóricos que se aplican en la comprensión de la naturaleza de los trastornos mentales.
Se puede acceder a la Declaración de la División de Psicología Clínica de la BPS en el siguiente enlace:
Position Statement on the Classification of Behaviour and Experience in Relation to Functional Psychiatric Diagnoses – Time for a Paradigm Shift
Fuente: Infocop España
Dos padres mejor que uno
Recientemente se ha abierto uno de los melones más controvertidos de la neurociencia social. Una controversia que no es ajena a la normalización de gays y lesbianas y que aun tenemos presente en las manifestaciones de la sociedad francesa, muy dividida en este tema ,tanto que incluso parecían españoles y no franceses pues los franceses al menos tienen un himno nacional con letra.
Lo cierto es que el matrimonio homosexual despierta toda clase de demonios allá y aqui, alzándose voces que claman contra la unión “contranatura” de individuos del mismo sexo. Y que tiene ciertamente muchisimos oponentes, que suelen refugiarse en esta idea: “Ahora quieren casarse y luego querrán adoptar” o los que optan por la disputa semántica y proclaman “que no le llamen matrimonio si quieren estar juntos basta con una unión de hecho con todas las tutelas juridicas”. O la más bíblica: “matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer”.
Es precisamente en este contexto de escisión social cuando aparecen estudios bien hechos, llevados a cabo -probablemente por razones de oportunidad política- y que tratan de averiguar si la crianza de niños por parte de parejas homosexuales tiene o no tiene efectos a largo plazo sobre la personalidad del niño y la patologia mental o social.
A los que estén interesados en el tema les remito a este post donde el autor aporta buenos trabajos llevados a cabo para demostrar que: los niños criados por padres homosexuales, sean gays o lesbianas no tienen más problemas que aquellos que son criados por familias tradicionales (padres heterosexuales).
Más concretamente – y la realidad es tozuda- los autores (Lamb 2012) destacan que los recursos socioeconómicos y la fortaleza de las relaciones entre los miembros de la familia son variables más importantes que el género de los padres o su orientación sexual en el impacto en el desarrollo de los niños y su bienestar.
Pero lo cierto es que las causas del malestar en la crianza proceden de dos hechos bien conocidos y otro aun mal conocido. Los dos primeros son la pobreza, y la desestructuración familiar. El tercero aun mal conocido es la familia monoparental que algunos consideran una forma de desestructración. Aqui en esta monografia podeis leer la definición que da el autor a este concepto.
Personalmente me gusta decir que las familias destructuradas son aquellas en las que existe una alta conflictividad pero que desde un punto de vista sistemico podemos afirmar que una familia está desestructurada cuando el poder se encuentra repartido de una forma disfuncional. En este post ya abordé en que consiste una familia funcional, de modo que no voy a insistir en estas ideas sino para referirme a la forma más frecuente de desestructuración: los hogares monoparentales a cargo de una madre.
Lo que nos lleva a plantearnos ¿qué es un padre? Nótese que no planteo la pregunta de qué es una madre porque una madre es un axioma, algo literal que no precisa ser explicado. Sin embargo la función paterna es simbólica, tal y como ya conté aqui.
La función paterna es pues metafórica, lo cual no significa que los hombres no puedan cuidar, alimentar o enseñar a sus hijos, pero eso no es función paterna sino función materna asistida. Seria comotener dos madres, sin duda dos mejor que una.
En USA 1 de cada 3 niños viven sin padre y uno de cada 5 sin madre, bien por fallecimiento, por ausencia, defección o desconocimiento de la paternidad. ¿Qué influencia tiene esta ausencia paterna en el futuro de esos niños deprivados?
Todo parece indicar que “el padre ausente” es una epidemia que solo ahora comienza a preocupar a los cientificos sociales, asi hay quien piensa que siempre será mejor tener dos padres (aun del mismo sexo) que solo uno, deprivado de recursos y sin apoyo.
El padre ausente tiene dos efectos sobre la crianza de los hijos, el primero es que sustrae recursos que ofrecer a sus hijos en su condición de “padre no disponible o segunda madre asistente de la titular” pero el más importante y el más simbólico es el que amputa el concepto de autoridad. ¿Significa eso que la madre no puede ejercer su autoridad en ausencia de una pareja?
Puede, pero no es lo más frecuente. En nuestro orden cultural la madre tambien necesita un padre interno y esa función la lleva a cabo su pareja. Una mujer sin un padre-pareja interna tenderá a ser benevolente, compasiva, fascinada por sus hijos (en el mejor de los casos), lo que significa alienada en esa diada viscosa que forman madre e hijo sin la necesaria presencia masculina.
De manera que la función paterna propiamente dicha no es asistencial sino presencial y simbólica.
Y por lo que llevo visto en la vida esa función simbólica la puede llevar tanto un hombre como una mujer (con la condición de que exista una pareja). Al fin y al cabo hasta en las parejas homosexuales habrá individuos que se sientan mejor en uno de los roles (materno o paterno).
Una viñeta etológica y una conclusión provisional
Konrad Lorenz describió en su libro “Sobre la agresión: el pretendido mal” la circunstancia de que un emparejamiento entre dos gansos machos tenia un valor suplementario en la defensa de un territorio de caza. Y que dado que los gansos no son homosexuales absolutos, esta alianza no intefería en su fitness particular. Aun más: describió tríos de dos gansos machos y una hembra gansa, al parecer los gansos no son celosos y se encuentran motivados a compartir hembras y las hembras son propicias a dejarse “mantener” por dos machos aun que tengan la etiqueta de “homosexuales” a fin de obtener más recursos para su prole.
Dicho de otra manera siempre será mejor tener dos madres (o dos padres) que uno/a.
Pero todo parece indicar que el socavamiento de la masculinidad por parte de los discursos feministas y también debido a factores como la independización económica de la mujer juegan en contra tanto del rearme simbólico de la autoridad como de la “desparición” de los hombres de sus hogares.
Fuente: Neurociencia-neurocultura
¿Por qué cantan los pájaros?
Redes – Pregúntale a Punset – ¿Por qué cantan los pájaros?