Una epidemia silenciosa

Por: Juan José Hoyos

No es por aguar la fiesta, pero esta semana la Organización Mundial de la Salud publicó dos estudios que me pusieron los pelos de punta. ¿De qué nos vamos a enfermar? La respuesta es que en menos de 20 años la depresión se convertirá en la enfermedad que más padeceremos los seres humanos, por encima del cáncer y de los trastornos cardiovasculares.

Según el primer estudio, publicado en la revista BMC Medicine, la depresión es hoy la cuarta causa de discapacidad en el mundo, pero se estima que para el año 2020 ya será la segunda. La enfermedad afecta a 121 millones de personas en el mundo y es la causa de 850 mil muertes anuales, casi todos suicidios. Por eso la depresión se ha convertido en un gran problema de salud pública en muchos países. Sin embargo, existe una paradoja: a diferencia de lo que pensaban los investigadores al empezar su trabajo, la depresión es más común en los países ricos que en los pobres, aunque los ricos tienen mejores indicadores sanitarios.

El segundo estudio fue publicado en la revista médica The Lancet y me dejó más perplejo. La OMS dice que las enfermedades mentales son hoy la principal causa de discapacidad entre los jóvenes y los adolescentes en el mundo, y señala como los trastornos más comunes la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y, en casos asociados, el abuso de alcohol. Estos trastornos representan el 45% de las enfermedades que afectan a la población de entre 10 y 24 años de edad en el mundo.

Según la OMS, las enfermedades mentales entre los jóvenes son una carga de salud pública mucho más grande para los países que las lesiones por accidentes de tráfico y las enfermedades infecciosas y parasitarias, como la malaria y el VIH, por la pérdida de años de vida causados por la discapacidad asociada a ellas. El estudio contiene otra paradoja que me causó tristeza: los adolescentes y los jóvenes están relegados en los programas de salud porque siempre se ha considerado a este grupo de edad como un «grupo sano». Por eso casi nadie se preocupa por ellos a pesar de que son unos 1.800 millones de jóvenes, más o menos el 27% de la población total del mundo.

Las conclusiones de la OMS coinciden con los resultados de investigaciones anteriores. El doctor Shekhar Saxena, del Departamento de Salud Mental de la OMS, dice que en 2030 la depresión será, entre todos los trastornos de salud, el que causará la mayor carga de salud. Cuando se habla de carga, se considera la medida de años de vida perdidos debido a una muerte temprana o a una discapacidad severa causada por una enfermedad. Para el doctor Saxena, la depresión es hoy mucho más común que otras enfermedades más temidas por los seres humanos, como el VIH-Sida o el cáncer. Sin embargo, es una de esas enfermedades de las que la gente no suele hablar mucho, sobre todo cuando la persona es la afectada. «La depresión es una enfermedad tan real como cualquier otro trastorno físico que hace sufrir a la gente. La llamamos la epidemia silenciosa porque a menudo pasa sin que sea reconocida» dice el doctor Saxena. «Y las personas afectadas tienen derecho de obtener tratamientos apropiados en el mismo entorno de salud que se ofrece a los que padecen otras enfermedades».

La primera investigación de la OMS se hizo en diez países de rentas altas, que pueden dedicar mucho más dinero a la salud pública, y en ocho de rentas bajas, entre ellos Colombia. Para diagnosticar a los entrevistados como pacientes con depresión, se tuvieron en cuenta cinco de los siguientes síntomas: tristeza, pérdida de interés, falta de placer, sentimientos de culpa, poca autoestima, problemas para conciliar el sueño, falta de apetito, poca energía y falta de concentración. A los que reconocieron que los llevaban padeciendo más de dos semanas, se les diagnosticó un episodio de depresión aguda.

Según la OMS, hoy más de 450 millones de personas en el mundo están afectadas por algún trastorno o discapacidad mental, y muchos de ellos son adolescentes y jóvenes. La mayoría viven en países en desarrollo de bajos y medianos ingresos donde solo hay un psiquiatra infantil por cada 1 a 4 millones de habitantes. Las cifras pueden ser más alarmantes, pues muchas personas con una enfermedad depresiva nunca buscan tratamiento, advirtieron los psiquiatras de la OMS.

Cuando acabé de leer los estudios, pensé: queramos admitirlo o no, en silencio, a los habitantes de la Tierra ¡nos está matando la tristeza!

Fuente: ElColombiano.com

Inclusive fitness y el gen egoísta

Dos de los conceptos más técnicos y difíciles de asimilar de la Psicología Evolucionista son este par, relacionados íntimamente el uno con el otro: Fitness y gen egoista. Según la teoría sintética, una de las últimas actualizaciones -por así decirlo-, del darwinismo, afirma que la selección natural no opera seleccionando individuos, sino que opera seleccionando genes. La verdadera competencia es por la replicación de genes no de individuos.

Es importante entender que la selección no consiste en una competencia consciente de los seres para tener mayor descendencia. No es el típico macho buscando descendencia para su herencia. En lugar de decir “los individuos compiten unos con otros para tener la mayor descendencia posible” es más adecuado afirmar que “los individuos que tienen la mayor descendencia y más sana (fitness) son los que legan sus características a las generaciones posteriores”. La competición consciente es sólo una racionalización humana. Los seres simplemente viven y atienden a sus instintos. Esos instintos, junto con su anatomía y fisiología son consecuencia del mismo proceso evolutivo.

En realidad es más apropiado decir “Los genes que más se reproducen, tienden a ser lo que más perduran en los organismos vivos”. La evolución no opera a nivel de individuos sino que opera a nivel de replicadores que se clonan. En este caso, los genes. Esto tiene importantísimas consecuencias. Si los genes que más se clonan son los que perduran, entonces da igual que el gen provenga de un individuo o de otro. Si varios genes en un individuo se las arreglan para reconocerse a sí mismos en otros individuos, tendrán mayor posibilidades de clonarse si esos genes desarrollan conductas en esos individuos que tiendan a ayudarse unos a otros.

Por ejemplo, los padres e hijos, hermanos comparten la mitad de sus genes. Un tío comparte con su sobrino el 25%. Es lógico que los individuos que tienen genes que codifican una conducta de ayuda mutua entre individuos emparentados perduren más que los grupos de genes que no. Eso es lo que se llama Inclusive Fitness. El inclusive fitness de un ser vivo no solo mide la capacidad o adaptación al medio (fitness) de ese individuo, sino la de éste y todos los emparentados con él mismo en proporción a su parentesco. La evolución tiende a desarrollar conductas que favorecen el inclusive fitness de cada individuo. La ayuda mutua es patente entre madres e hijos de todos los mamíferos y aves. Y con los padres e hijos de muchas aves y mamíferos, incluido el Homo sapiens.

Pagar por sexo es más barato que obtenerlo gratis*

Por: Lucano Davila
Se suele afirmar que pagar por sexo es triste, dado que la mayoría lo consigue gratis. Pero todos pagan. Incluso aquellos Machos humanos que están casados, son los que más vacían su billetera en pos de una noche de placer, porque nunca leyeron la letra menuda del contrato matrimonial.
En el Ritual de Apareamiento de la humanidad, el sexo no es gratis, sino gratis*. Bajo un modelo de publicidad que luego fue reencauchado en los bancos -‘su préstamo sin intereses*’- y en la comida light -‘99.99% libre de grasa*’-, los Machos humanos son timados en la búsqueda de satisfacer sus bajos instintos. La estafa consiste en hipnotizarlos a través de una sensual oferta que les promete no sólo una, sino infinidad de noches de placer, a cambio de nada*.
Pagar por sexo es más barato que obtenerlo gratis*
Sin importar la estrategia de apareamiento, siempre será necesario un mínimo de inversión por parte del Macho, ya sea comprando un ramo de flores, contratando serenatas, invitando a comer y/o demás etcéteras para que pueda arribar al objetivo final. Aunque la Hembra realice el famoso amague -aquel instante en que simula tener intenciones de ir por su cartera cuando llega cualquier factura en una cita-, se espera que el Macho pague siempre por el beneficio.
Lo curioso de esta transacción comercial, a diferencia de cualquier otra, es que sin importar cuanto dinero se haya pagado, no existe garantía alguna que el servicio se vaya a dar. Es como pagar la cuenta de un restaurante, sin saber si algún día llegará el plato ordenado. Incluso, si se tiene la suerte de ser servido, no se puede pedir reembolso si la comida está fría o carece de la calidad promocionada en las fotos del menú. ¿Dónde andará el defensor del consumidor en esos casos?
Ante la anterior situación, es por eso que un considerable número de Machos humanos se sindicalizó para hacer valer sus derechos y de esa forma saltarse toda la burocracia sentimental, para ir directo a lo que siempre buscaron y las Hembras siempre supieron. Como principal estandarte, el MLM (Movimiento de Liberación Masculina) estableció un mecanismo de protesta donde propusieron una noche de apareamiento a cambio de un único y generoso pago en efectivo, en vez del continuo e indefinido desembolso en especie.
Las Hembras que aceptaron ese intercambio fueron tildadas por las demás comoprostitutas, palabra derivada del latín prostituere que significa ‘exhibir para la venta’. Mejor dicho, las discriminaron con el mismo objetivo de un gobierno cuando tilda a un contradictor como ‘conspirador’: proteger el negocio de las nuevas ideas de la competencia.
Pero lo cierto es que el negocio alternativo prosperó, al punto que hoy tiene sucursales nocturnas en cada esquina y además usa con orgullo el eslogan ‘el oficio más antiguo del mundo’. No sólo eso, ofrece todo aquello que carecen las Hembras de buena moral: experiencia garantizada, nunca tienen ‘dolores de cabeza’, fingen orgasmos sin sacarlo en cara y reciben con los brazos abiertos -o más bien las piernas- a cualquier Macho humano que busque debutar, al cual nunca le destruirán el ego aunque lo haga mal.
Inclusive, si ahondamos más en las diferencias: mientras las chicas malas ofrecen sexo sin compromiso, las buenas ofrecen compromiso sin sexo. Mientras las chicas malas ofrecen un trío, las buenas dejan al Macho como solista. Mientras las chicas malas ofrecen saciar la sed de un verano, las buenas aprovechan el hambre para exprimir al cliente y hasta se quedan con el 50% de la fortuna, si logran un matrimonio, pese a que antes no pagan el 50% de la cuenta.
Por mucho tiempo, el monopolio administrado por las Hembras de buena moral, se mantuvo inflexible ante los abusos que sus clientes siempre protestaron. Pero la sana competencia logró que la industria rival no sólo escuchara esas críticas y se quedara con una tajada importante del mercado, sino también impulsó a las Hembras de buena moral a acceder al sexo prematrimonial, cuando antes este era un requisito innegociable.
Lo más bonito de esta competencia abierta de mercados, es que al final el único beneficiado es el consumidor. Algún día pagará menos por más beneficios, y algún día también verá como ambas industrian se fusionarán ofreciendo una ‘dama en la casa, puta en la cama’.
Hasta una próxima verdad humanamente irracional, Amigos de lo Salvaje.
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