¿Qué es el Bosón de Higgs?


El bosón de Higgs o partícula de Higgs es una partícula elemental propuesta en el Modelo estándar de física de partículas. El bosón de Higgs recibe su nombre de Peter Higgs quien, junto con otros, propuso el mecanismo de Higgs en 1964.

La existencia del bosón de Higgs y el campo de Higgs asociado sería el más simple de varios métodos que intentan explicar el por qué algunas partículas elementales tienen masa. Esta teoría sugiere que un campo invisible impregna todo el espacio; este campo tiene un valor distinto de cero en todas partes, incluso en su estado de menor energía, y, por tanto, otras partículas elementales adquieren mas cuando interactúan con él. En particular dicho mecanismo justifica la masa de los bosones vectoriales W y Z, que los diferencia de otros bosones que median interacciones fundamentales, como el fotón. La misma teoría predice la existencia del bosón de Higgs, la más pequeña excitación posible de este campo, y, como esta sería detectable, ha sido objeto de una larga búsqueda en física de partículas. Según el modelo estándar, el bosón de Higgs interacciona con todas las partículas con masa, no posee espín ni carga eléctrica o de color, y como su nombre indica es un bosón. Además es muy inestable y se desintegra rápidamente, su vida media es del orden del zeptosegundo.

Uno de los objetivos principales del LHC del CERN en GinebraSuiza, el acelerador de partículas más potente y uno de los instrumentos científicos más complejos jamás construido, cuyos experimentos empezaron en 2010, fue el probar la existencia del Higgs y medir sus propiedades lo que permitiría a los físicos confirmar esta piedra angular de teoría moderna. Anteriormente también se intentó en LEP(un acelerador previo del CERN) y en Tevatron (de Fermilab, situado cerca de Chicago en Estados Unidos).

Debido a su posible papel en la producción de una propiedad fundamental de las partículas elementales y, sobre todo, al libro La partícula divina: si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? de Leon Lederman, ganador del premio Nobel de Física en 1988, el bosón de Higgs ha sido denominado como la partícula de Dios en la cultura popular, aunque prácticamente todos los científicos lo consideran una exageración.

De acuerdo con el Modelo estándar, la partícula de Higgs es un bosón, un tipo de partícula que permite la existencia de múltiples partículas idénticas en el mismo lugar en el mismo estado cuántico. No tiene espín intrínseco, ni carga eléctrica y no tiene carga de color. Además, es muy inestable, decayendo en otras partículas casi inmediatamente después de su creación. Si se demostrara que el bosón de Higgs no existe, otros modelos propuestos en los que no se involucra el Higgs podrían ser considerados. En algunas variantes del Modelo estándar pueden haber varios bosones de Higgs.

El 4 de julio de 2012 se presentaron en el CERN los resultados preliminares de los análisis conjuntos de los datos tomados por el LHC en 2011 y 2012. Los dos principales experimentos del acelerador (ATLAS y CMS) anunciaron la observación de una nueva partícula «compatible con el bosón de Higgs», con una masa de unos 125 GeV/c2. El estudio de las propiedades de la nueva partícula, para confirmar si se trata efectivamente del bosón u otra posibilidad, necesita aún más tiempo y datos.

Fuente: Wikipedia.com

En vez de los y las, les


Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Para las feministas, utilizar «los” y “las» en el mismo enunciado es un asunto «políticamente correcto», para los estudiosos de la gramática funciona mejor solo «los», por un asunto de economía del lenguaje ¿Será posible plantear una alternativa que medie entre estas dos posiciones? Tal vez sí y mi propuesta es «les».

Desconozco si ya algún lingüista realizó esta sugerencia y fue descartada por alguna razón obvia que no alcanzo a entrever como psicólogo con mis cursos de lenguaje y semiótica. Si es así, ofrezco disculpas por la pérdida de tiempo. Si no, agradezco que me ayuden a experimentar los recobecos del lenguaje para ver que tal funcionaría el reemplazo de las vocales ‘o’ y ‘a’ por la ‘e’.

La idea central consiste en utilizar una vocal neutra, en este caso la ‘e’ (dejando de lado la ‘i’ y la ‘u’ por asuntos funcionales y estéticos), de modo que no se reconozca el género de quien se nombra a la vez que el artículo, pronombre, sustantivo o adjetivo sigue manteniendo la economía del lenguaje. De este modo se puede hablar de hombres y mujeres con una sola palabra.

Veamos un ejemplo: en la oración «Los niños juegan en el recreo» podemos inferir que se trata de niños solamente o de niños y niñas, de modo que en el segundo caso el feminismo propone nombrar a las niñas como una forma de reivindicar su importancia haciendo que la frase se transforme en «Los niños y las niñas juegan en el recreo».

Pero si utilizamos la ‘e’ para construir la oración, está daría como resultado «Les niñes juegan en el recreo», haciendo que sea claro que la frase se refiere tanto a niños como a niñas, de una manera breve sintácticamente y eliminando la norma gramatical que establece lo masculino como el principio rector para nombrar tanto a unes como otres.

Esto no cambiará la cultura machista en la que vivimos. Lenguajes como el persa moderno no hacen diferenciaciones de género, ni masculino ni femenino, y sin embargo sus mujeres siguen siendo oprimidas. Así que esta propuesta es sólo una idea que puede servir pero en una muy pequeña medida. La verdadera lucha del feminismo debe darse en otros territorios.

Pero lo verdaderamente complejo consistiría en popularizar su uso, de modo que sintáctica, semántica y pragmáticamente sepamos a que nos referimos cuando usamos esta alternativa. No es gratuito que el esperanto, nacido con la idea de unir y simplificar las lenguas, siga en la oscuridad a pesar del loable esfuerzo de su creador Lázaro Zamenhof.

El juego de los cuervos

Es probable que los cuervos y otras especies similares de pájaros se encuentren entre los animales que mejor se han adaptado a los continuos cambios en las condiciones del entorno, desde el surgimiento de las aves hace más de 100 millones de años.

Los córvidos (Corvidae), familia a la que pertenecen una gran cantidad de especies como el cuervo, la urraca o las grajillas, han colonizado los más diversos nichos ecológicos y habitan en casi la totalidad de las latitudes del planeta Tierra. Esta historia de éxito no es de extrañar si tenemos en cuenta que los córvidos son considerados como la familia de aves con una mayor inteligencia desde el punto de vista humano.

Entre otras, tienen la capacidad de construir y modificar herramientas para conseguir alimento, algo que requiere hacer una representación mental previa del resultado final. Quizás sea esta capacidad, la razón por la que cuentan también con la gama de comportamiento de juego más compleja y diversa: juego social, juego con objetos y juego locomotor.
Esta hipótesis es posible, ya que según datos publicados por Joseph Ortega y Marc Bekoff, las aves en las que encontramos una variedad de juegos más amplia son las que tienen un lóbulo frontal más desarrollado, como es el caso de los Passeriformes, orden a la que pertenecen la familia de los córvidos.
Juego entre mascotas.

Aunque aún no existe una definición del juego en animales que haya sido aceptada por todos los científicos, la que más simpatías despierta hasta el momento es la elaborada por el etólogo Marc Bekoff, quien lo describe como: “toda actividad ejecutada después de nacer, que parece no tener objetivo alguno, en el que los patrones locomotores de otros contextos son usados mediante formas modificadas o secuencias alteradas”.

Bekoff está convencido de que los animales, o al menos lo parece, nos involucramos en comportamientos de juego solo por la «diversión de hacerlo». Gracias a que es placentero por sí mismo, reforzamos una tendencia que favorece el entrenamiento de habilidades físicas, emocionales y sociales, que serán clave en nuestra supervivencia.

Fuente: Somosprimates.com

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