El primate que nos habita

«Dondequiera que estemos, la sombra que trota detrás de nosotros tiene sin duda cuatro patas».
Clarissa Pinkola Estés

Por: Carlos Andrés Naranjo Sierra
Sí, el mico, el orangután, el primate, la bestia… por centenares de años hemos tratado de separarnos de la animalidad como mecanismo de defensa autoritario. La animalidad nos estorba, nos confunde, nos hace sentir de la misma materia de los bichos que matamos por asco, placer o supervivencia. Enfrentarnos al hambre, la deglución, la micción y la defecación, el sexo, la enfermedad y la muerte, nos confronta con eso que nos recuerda que tal vez no somos ángeles caídos del cielo sino un eslabón más en la infinita historia de las estrellas.

Ya lo mencionaba en mi trabajo de grado sobre el Efecto Westermarck enfrentado al Complejo de Edipo: en las ciencias humanas hay un claro reflejo de ese deseo humano de separarnos de la naturaleza, no sólo como un asunto tremendamente fructífero en términos teóricos sino también en términos emocionales. Nos da (¿inventa?) argumentos para sentirnos diferentes. El lenguaje, la razón, la religión, los símbolos y un largo etcétera que se modifica cada vez que la biología nos acerca de nuevo a la animalidad. Dentro de nosotros continúa habitando un primate que nos estorba pero que es el origen de lo bueno y lo malo que somos como especie.

¿Posición biologisista?¿reducionista? A lo mejor. Pero las demás posiciones no me convencen con sus elucubraciones teóricas y sus descalificaciones personales. El asunto metodológico de reducir el objeto de estudio a lo fundamental es más bien un signo de humildad ante nuestra capacidad intelectual limitada. Es el valor del argumento, la prueba, la confrontación de la hipótesis con la realidad y su capacidad para pronosticar lo que sucederá, lo que nos permite separarnos del delirio. Un delirio de ser la especie superior, que nos gusta, alimenta nuestro ego y nos confunde cuando nos maquillamos, acicalamos y cepillamos los dientes.

Estamos genéticamente tan cerca del chimpancé, que si una especie del espacio exterior visitara nuestro planeta encontraría realmente difícil reconocer inicialmente la diferencia. Por supuesto que nuestra forma de transformar y alterar el ambiente, les daría una pista a los extraterrestres para absolver a los demás primates y condenarnos a nosotros. Pero en términos reales fue una pequeña cadena de coincidencias lo que hizo que pudiéramos liberar nuestras extremidades superiores y aumentar nuestra capacidad cerebral para comenzar a dominar la Tierra.

¿La cultura es la antagonista de la naturaleza? No lo creo. Es más bien una estrategia de supervivencia. Sin lugar a dudas los memes tienen una nueva forma de transmisión pero su base sigue siendo la evolución del éxito reproductivo. Sin los imperativos de la naturaleza hubiese sido imposible la emergencia de la cultura en los Homines sapientes, estos que caminamos erguidos hoy por los Campos Elíseos pensándonos como el culmen de la evolución, mientras una mirada más desprevenida nos demuestra que los primos del Pitecántropo siguen habitándonos.

Imágenes reunión PSICOSAPIENS

En días recientes celebramos los natalicios de varios de nuestros amigos en PSICOSAPIENS. En la compañía Antonio Vélez, ingeniero, master en matemáticas y escritor, compartimos esta reunión en la que se habló de psicología evolucionista y modelos matemáticos pero sobre todo de nada en especial. Cada mes nos reunimos algunos piscologos de Medellín en compañía de profesionales invitados de otros campos como la psiquatría y la medicina, buscando abordar temas alrededor de la mente humana y animal, como producto de una misma cosa: la evolución.

Aclarando dudas sobre la atención del psicológo en Medellín y Rionegro

La psicología clínica en Medellín y Rionegro (Llanogrande), es decir, la atención psicológica bajo dispositivos para terapia individual o terapia de pareja, ha estado rodeada de un halo de misterio y malos entendidos. La mayoría de los pacientes no saben a ciencia cierta que encontrarán y que pueden esperar de una cita con el psicólogo en Medellín o Rionegro. Titulo este texto bajo el marco geográfico de Medellín y Rionegro pues es dónde trabajo y, aunque supongo que en otras latitudes es similar, solo puedo hablar por lo que me toca.

Comencé mi labor como psicólogo en Medellín y Rionegro por medio del diseño de una campaña publicitaria que tratara de desmitificar el tema de asistir al psicólogo, usando el humor y las metáforas del tornillo, de la teja y del coco, para referirme a la mente humana. La campaña tocó las fibras de mis colegas de consultorio en Medellín, quienes me exhortaron a detenerla so pena de expulsarme de la casa de citas (psicológicas), en ese entonces ubicada cerca a la bomba de los Almendros, sitio en donde atendía mis primeros pacientes.

Partí entonces con mi humor para otro lado y comencé a atender pacientes adultos con trastornos de ansiedad o con dificultades de pareja, en los Valles de Aburrá y de San Nicolás. Allí me he encontrado con las mismas inquietudes respecto a qué esperar y cómo participar de la consulta psicológica ¿Cuánto dura una consulta con el psicólogo? ¿Qué vale una cita de psicología? ¿Cuánto tarda un tratamiento psicológico? Siempre trato de responder a estos interrogantes de una manera breve y sencilla, pero para facilitar un poco las cosas he decidido escribir este breve artículo.

Lo primero que suele suceder es que alguien llama a preguntar por el valor de la consulta. Aunque mis colegas acostumbran dejar ese tema para después, yo lo abordo de una vez y advierto que la primera consulta debe cancelarse por anticipado, debido a que un alto porcentaje de personas se deja vencer por la vergüenza, y otros más, después de llamar, se sienten mejor y no asisten a esta primera sesión. Como me muevo entre Medellín y Rionegro, no puedo darme el lujo de viajar de un sitio a otro para quedarme esperando al paciente. Muchas veces lo hice, pero mis perros me han hecho el reclamo de la pérdida de tiempo que he podido pasar con ellos.

Si la consulta no es para quien llama, yo atiendo jóvenes y adultos, no niños, pido que se ponga al teléfono quien asistirá. De este modo puedo evaluar un poco mejor lo que busca la persona y evitar malos entendidos. Finalmente, la terapia psicológica es para quien desea realizar un interesante, aunque incómodo, ejercicio de introspección, experiencia que no todos están dispuestos a sufrir y que, dicho sea de paso, tampoco necesitan todos. ¿Usted me va a decir, doctor, lo que debo hacer? Me interrogan, y la respuesta siempre es negativa. Negativa, porque yo no tengo ese poder y porque eso descargaría en mí la responsabilidad que tiene el paciente sobre su propia vida.

¿Y entonces por qué me cobra si yo soy el que trabajo? Buena pregunta pero equivocada perspectiva. Realmente ambos trabajamos en la terapia. Yo, desde mi posición de terapeuta, observando y cuestionando algunos pasajes de lo que se expresa en vivo y en directo, y el paciente contando de forma honesta y desprevenida lo que le acontece, le incomoda y sobre lo que desea trabajar. Hace muchos años hice esa misma pregunta a mi psicoanalista y me dijo que era por el espacio del consultorio y su presencia. Creo que esa respuesta fue incompleta pues no se trata de cubrir el costo de un alquiler y el de estar presente, sino de una escucha activa y una intervención oportuna con las preguntas adecuadas.

La mayoría de los pacientes desertan a las pocas sesiones, y es normal. La psicología clínica no se hizo para todo el mundo. Como decía anteriormente, la consultas psicológicas implican un esfuerzo personal que pocos están dispuestos a pagar, pero que, quienes se atreven, logran valorar por el conocimiento personal que obtienen de sí mismos y el conocimiento que desarrollan de su personalidad, sus virtudes y sus defectos. Por eso se habla de tratamiento y no de curación. Finalmente, hay cosas con las que vinimos, otras que adquirimos y otras más de las que nunca nos deshacemos.

Lo más importante es reconocer que aunque hablar es diferente a pensar, y nos ayuda tremendamente a organizar y proporcionar las ideas que en la imaginación se ven tan amenazantes, no es suficiente para conseguir una modificación de la realidad. Si se quiere modificar la vida personal, ese pequeño universo que manejamos, se deben hacer cambios en la forma de pensar y de actuar. Algunos dirán que también en la forma de sentir. Los psicólogos evolucionistas aún debatimos sobre este último punto pues creemos que muchas veces hay que actuar en desacuerdo con los sentimientos en aras de la convivencia.

Muchos interrogantes quedan sueltos en este artículo, pero no deseo extenderme más. Es seguro también que otras dudas surgen de acuerdo con el momento personal e histórico del paciente, pero espero haber aclarado por lo menos las más importantes. Si hay alguno más que haya dejado en el tintero no dejen de comentarlo y escribirlo justo debajo de esta publicación. Estaré atento a responderlos y, por supuesto, a escucharlos en mi consultorio de psicología.

Cómo protegerse de los psicópatas


Eduard Punset analiza el tema de la psicopatía y sus implicaciones en la población, en su programa Redes con el reconocido psicólogo Robert Hare. Se cree que cerca del 1% de la población es psicópata, lo que se convierte en un 15% de la población reclusa pues son más proclives a los delitos y crímenes que el promedio. De esta interesante entrevista salen las trascenedenales frases que transcribimos en PSICOSAPIENS a continuación:

  • «Los psicópatas son incapaces de sentir empatía, son incapaces de ponerse en el lugar del otro».
  • «Un psicópata entiende las normas y puede reconocer la posición ajena cognitivamente pero no emocionalmente».
  • «Pueden actuar sin preocuparse de cómo repercuten sus acciones en los otros y por eso sus ataques son más variados y crueles».
  • «La política les llama altamente la atención y algunos de ellos se encuentran en puestos de poder donde pueden manipular a países enteros».
  • «Todas sus acciones tienen un componente depredador. Si hay que ser encantador lo serán, si hay que ser agresivo lo serán y si hay que ser violento, por supuesto, lo serán».
  • «Son conversadores amenos y divertidos con respuestas rápidas e inteligentes pero por dentro son actores que interpretan un papel».
  • «No hay terapia para curarles (a los psicópatas) pues nada les hará cambiar».

¿Qué podemos hacer? Normalmente no sabes que te enfrentas a un psicópata. Muchos de los profesionales de la salud mental, incluso consideran la psicopatía un mito. Un mito que sigue golpeando, abusando y asesinando a miles de personas en el mundo. Por eso el doctor Hare considera que lo único que podemos hacer es «informar al público de que hay individuos así y que funcionan de ésta manera» de modo que aprendamos a identificarlos.

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