¿Sabes qué son los memes?

Por: Ana Cristina Vélez
La idea de memes proviene de la idea de genes. Miremos su origen. Empecemos por hablar de su padre.

La mayoría de la gente está familiarizada con el concepto de genes. El genial etólogo, zoólogo y divulgador científico, uno de los pensadores más importantes de este siglo, Richard Dawkins, nos mostró en su libro “El gen egoísta” que los genes son los verdaderos agentes de la evolución; y los organismos o individuos, los vehículos que soportan los genes. Una de las ideas más interesantes de este libro es la de que incluso el altruismo no es el producto de ninguna elevación espiritual sino un recurso egoísta de los genes para sobrevivir y multiplicarse. En sus palabras: «El gen sería capaz de ayudar a las réplicas de sí mismo que están en otro cuerpo».

La selección natural actúa sobre el portador los genes; en últimas, estos son máquinas con el único fin propagarse. Aclaremos, en la naturaleza no hay finalidades, las cosas ocurren siguiendo ciertas leyes del mundo físico; decir egoísmo y decir finalidades es utilizar metáforas con fines aclaratorios.

Los memes y los genes están relacionados por un concepto: si el gen es una unidad de trasmisión, que se autorreproduce, el meme es una unidad de conocimiento que se trasmite y reproduce a través de la cultura, por medio de la copia. Las unidades de conocimiento también mutan, evolucionan y se complejizan. Nos han cambiado a los seres humanos, pues la cultura modifica al hombre y lo “cambia genéticamente”, no en un sentido lamarckiano, sino en un sentido darwiniano. Básicamente los memes evolucionan tanto lamarckiana como darwinianamente. Para ser capaces de hacer cultura hay que tener genes responsables de tal habilidad. La capacidad de hacer cultura se convierte en una ventaja reproductiva y en una ventaja adaptativa para la supervivencia.

Un meme es una entidad que puede ser un comportamiento, un estilo musical, un lenguaje, una idea, como la idea de Dios, que se transmite de persona a persona dentro de una cultura. Los memes son como los virus, no solo se trasmiten verticalmente de padres a hijos sino de personas a extraños. La psicóloga Susan Blackmore considera que los memes son una fuerza poderosa que modela la evolución cultural y biológica.

Según ella no es fácil explicar desde una perspectiva biológica el por qué los seres humanos hemos desarrollado habilidades que parecen ser superfluas en cuanto a la supervivencia; los memes lo explican. Para explicar por qué nos contamos historias, escribimos y cantamos canciones, por qué gastamos tantos recursos haciendo arte hay que considerar tanto a los memes como a los genes.

La noción de los memes existe hace 30 años. Se le ocurrió a Richard Dawkins. Él dice que su idea surgió del estudio de los trabajos del genetista L.L. Cavalli Sforza, del antropólogo F. T. Cloak y del etólogo J. M. Cullen. La copia de los memes de una persona a otra es imperfecta, adiciona o reduce información, y es creativa; como ejemplo, la misma idea de meme.

El padre de la sociobiología, Edward Wilson, considera que los genes soportan la cultura. La cultura, aunque puede desarrollarse temporalmente en alguna dirección que sea contraproducente en cuanto a regar los genes, a largo plazo vuelve a la línea natural genética de selección. Desde este punto de vista, los memes deben ser como unos esclavos de los genes que contribuyen a que el cerebro sea capaz de copiarlos, prosperando aquellos memes que ayuden a los genes aumentar en cantidad (Investigación y ciencia octubre del 2000. “Memes: la genética de la cultura”).

La memética estudia los memes, falta ver que la idea de meme llegue a ser un meme exitoso.

Hipótesis sobre el gusto masculino por los pechos femeninos


La revista Fucsia acaba de publicar un interesante artículo que busca indagar sobre el gusto de los hombres por los senos de las mujeres. En éste se toma partido por la hipótesis relacionada con el vínculo materno. Según la publicación «Larry Young, profesor de psiquiatría en la Universidad de Emory, EE. UU., estudia las bases neurológicas de los comportamientos sociales complejos. Young piensa que la evolución humana incorporó un circuito cerebral antiguo que tenía como fin fortalecer el vínculo entre la madre y su hijo durante la lactancia. Ahora ese circuito también sirve para fortalecer el vínculo entre las parejas».

A este postulado se suman argumentos que refieren un supuesto gusto exclusivo de los Homines sapientes a diferencia de los demás mamíferos: «Al preguntarle por qué los otros mamíferos no sufrieron este cambio como los humanos, Young piensa que es porque nosotros formamos relaciones monógamas a diferencia del otro 97 por ciento de los mamíferos: `También puede tener que ver nuestra posición bípeda y el hecho de que nosotros tengamos sexo cara a cara, lo cual provee una mayor oportunidad para estimular los pezones. Los ratones de campo monógamos, por ejemplo, se aparean desde atrás y los pezones cuelgan en dirección al suelo, por eso no sucedió este cambio evolutivo. La naturaleza de nuestra sexualidad nos ha permitido mayor acceso a los senos`».

Argumentos de tipo antropólogico como el de Fran Mascia-Lees de la Universidad Rutgers, refutan esta teoria pues dice que no a todos los hombres se sienten atraídos por los senos de las mujeres: “Siempre es importante cuando los biólogos evolucionistas sugieren una razón universal para explicar un comportamiento o una emoción, pero, ¿dónde quedan las razones culturales?. En algunas culturas africanas, por ejemplo, las mujeres no se cubren los senos y los hombres no suelen encontrarlos tan estimulantes»

Otra hipótesis, no necesariamente opuesta a la de Young pero si diferente, es la de la antropóloga evolucionista Helen Fisher quien sostiene que el desarrollo mamario hipertrofiado en las hembras de nuestra especie obedece a una simulación frontal de las nalgas ya que al erguirnos y al copular de frente, el contacto cara a cara se volvió la moneda de cambio para identificar los prospectos sexuales.

Estudio revela que los hombres felices atraen menos a las mujeres

En un artículo recientemente publicado en varios medios, se relata cómo científicos de la Universidad de British Columbia, en Canadá, analizaron algunas emociones y características físicas influyen en la atracción entre los sexos y tras meses de investigación llegaron a la conclusión de que existen grandes diferencias en cómo hombres y mujeres evalúan la atracción sexual.

Según los datos arrojados por el estudio, los hombres felices son los menos atractivos para las mujeres; en cambio, aquellos que se muestran soberbios y arrogantes son más atractivos. «Aunque mostrar un rostro sonriente y feliz es considerado como esencial para las interacciones sociales, incluidas aquellas que involucran atracción sexual, muy pocos estudios realmente han investigado si una sonrisa es, en realidad, atractiva» explica Jessica Tracy, la profesora que dirigió el estudio, en su informe publicado en la revista Emotion de la Asociación Psicológica Estadounidense.

En el estudio participaron cerca de 1.000 voluntarios adultos que tenían que evaluar el atractivo sexual de cientos de personas del sexo opuesto, los cuales mostraban emociones como felicidad (sonrisa amplia), orgullo (una pose engreída con la cabeza en alto y el pecho henchido), vergüenza y humildad (cabeza baja y los hombros caídos) y otras emociones similares.

«El objetivo de este estudio era explorar las primeras impresiones sobre nuestra atracción sexual a imágenes de adultos del sexo opuesto», comenta Alec Beall, uno de los investigadores. Por esta razón los investigadores aclararon a los participantes que no se trataba de elegir entre las imágenes a la mujer u hombre que para ellos podría ser el novio o la novia ideal, es decir, no se trataba de pensar en ella como una pareja de largo plazo sino basada exclusivamente en su atractivo.

Los resultados sorprendieron a los investigadores. Resultó que a las mujeres les interesan menos los hombres felices y sonrientes, sus preferidos fueron los varones orgullosos y engreídos. Para los hombres, al contrario, las mujeres más atractivas sexualmente fueron las felices y sonrientes.